Bienvenido a Posindustrial, un lugar de exposición, de encuentro y de diálogo.
Su nombre y su temática enlazan con el de nuestro libro Diseño Posindustrial e intentan actualizarla, abriéndose a lo que ocurre en el campo del diseño y más allá de él, tratando de ejemplificar la vigencia del concepto de modernidad como matriz de valor.Muchas fuentes de referencia llevan hoy a los más jóvenes a pensar que la modernidad es una postura dogmática sobre cómo dar forma a nuestro entorno; o bien, un optimismo ingenuo sobre el progreso técnico; o una actitud de desprecio por los estilos históricos, o todo junto.Opinamos que el respeto por la historia lo demuestran quienes aceptan el desafío de continuarla a través de la innovación, y no quienes se conforman con repetirla.Buckminster Fuller decía que la tecnología había abolido la esclavitud; y muchas personas hoy valoran tan poco a la tecnología como sus antepasados valoraban a sus esclavos.Sin ánimo de molestar a ningún intelectual en particular, anotamos que hay cambios producidos por la tecnología que resultaron irreversibles; mientras que otros, generados por la ideología, por desgracia no lo son.En el índice encontrarás contenidos permanentes, principalmente libros, artículos, trabajos y notas de actualidad.Sobre todo ello, te invitamos a dejar tus opiniones y aportes.
Respetables profesionales del marketing, amigos y ocasionales asociados, no pueden explicarnos una aparente contradicción. Si sus técnicas están consagradas a generar la elección del consumidor y su fidelidad hacia la marca, no se entiende la estrategia de dos competidoras paradigmáticas, Coca y Pepsi, para lograr justo lo contrario; o sea, llegar a acuerdos para que en las bocas de venta donde se expende una de ellas, no exista la otra, forzando al consumidor a abdicar de su poder de elección. Al parecer. el juego no es conquistar preferencias sino conquistar territorios.
Panel de Fototrama en la Fundacion Miró
La casa es una máquina escénica
Los padres fundadores del Movimiento Moderno debieron dedicar muchas energías a desmarcarse de la concepción de la arquitectura y el diseño como artes figurativas, dominante a principios del siglo XX y ocasionalmente reivindicada aun hoy. Mientras creaban las bases de una nueva estética, acuñaban consignas militantes, gritos de batalla que aparentaban desinteresarse de toda estética. Para enfrentar los desafíos creativos de la era industrial, Le Corbusier lanzó uno de los más elocuentes: “La casa es una máquina de habitar”. En la era posindustrial, se podría hacer una observación complementaria de esa consigna: “La casa es una máquina escénica”. La historia del entretenimiento audiovisual doméstico tuvo inicios humildes: la primera radio y el primer televisor a válvulas. Hoy, grandes pantallas planas nos rodean con contenidos asimilables al cine; se puede anticipar que nuevas tecnologías holográficas pronto aporten imágenes corpóreas que podremos rodear, recreando en tiempo real eventos de teatro, deporte o ballet. La unidad de comando de esas rutinas centralizará las funciones de iluminación y oscurecimiento, seguridad y climatización; lo cual también puede ser espectacular.
Fototrama en Barcelona
Obama rediseñado
Los que se colocan en la “posmodernidad” no procesan las contradicciones: intentan deconstruirlas. De ahí, la coherencia y la fortuna de una ilustración donde Obama es blanco, negro, azul y rojo.
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